10 Consejos para estudiar adecuadamente

Es habitual a lo largo del año que se acerquen a la consulta padres preocupados por el bajo rendimiento de sus hijos (de cualquier edad) en sus estudios. Descartados malos hábitos, conductas desadaptativas o incapacidades funcionales que necesitarían otros tratamientos o terapias, hemos de fijarnos en el análisis de la dinámica de estudio.
Estos consejos están pensados para crear en el niño o adolescente un buen comienzo para adquirir el gusto por el estudio. Pero también los pueden utilizar personas de otras edades para corregir alguna dinámica que este entorpeciendo esta actividad (la del estudio) y que puede verse reflejado en los resultados (las notas).

1. No dejes para mañana lo que puedas hacer hoy. La labor de estudiar debería comenzar desde el inicio de la formación que estemos emprendiendo. No es necesario empezar en un ritmo alto. De hecho, la mente se tiene que ir acostumbrando a un ritmo estable y creciente para la absorción de conocimientos. Esto evitaría que dejemos para las fechas anteriores a la prueba de evaluación (el examen) el estudio de la materia, con la carga de estrés y posible bajada en los resultados, sea en una o varias materias.

2. Planificación. Desde el inicio del curso o formación deberíamos hacer una planificación completa desde el comienzo hasta los exámenes más próximos. Para ello utilizaremos un calendario en el ordenador o en un “corcho” en la habitación donde estudiamos. Utilizaremos, asimismo, colores para resaltar las materias en las que necesitamos más horas o dedicación. Esta planificación debe estar viva y ser dinámica pues hemos de recordar que cualquier plan no suele cumplirse al 100% de cómo lo habíamos pensado. Es decir, hemos de estar atentos a las variaciones del curso u otros eventos que afecten al rendimiento o al propio plan.

3. Planifica los descansos. Unido al plan, este punto es fundamental tanto en la labor diaria como en la labor semanal. Una buena dosificación de los descansos nos refrescará y hará que la labor de estudio sea más llevadera.

4. Establece prioridades. Todo estudiante sabe en qué materias es más capaz y en cuales flojea. No se debe tratar a todas por igual. Se ha de priorizar aquellas en las que vemos una mayor dificultad. Esto afectará al plan que hayamos hecho pero si somos conscientes de este punto llegaremos a un buen estado de equilibrio en todas las materias.

5. No te conformes. Desde el inicio ponte un resultado a conseguir y que sea realizable. Para pasar cualquier materia un “aprobado” es el mínimo para pasar de curso o de nivel. Estudiar para un “aprobado” tiene el riesgo casi cierto de que suspendamos ya que iremos justos de conocimiento en la materia. Por ello, ponte un objetivo más alto (p.e. un 7 o un 8 sobre 10). Aunque el examen vaya mal habrás reducido considerablemente las opciones de suspender o no pasar el examen.

6. Crea un ambiente agradable. Generalmente, se estudia en la propia habitación. Dedica unos minutos al día a recoger y adecentar el lugar de estudio.

7. Deja las ocupaciones diarias y rutinarias hechas. La actividad de estudio requiere ocupación y dedicación plena en las horas que hayas planificado. Si la mente está ocupada con algo pendiente o se produce una interrupción por parte de alguien porque no hemos hecho algo se producirá una molestia que puede retrasar la dinámica positiva en la que estábamos.

8. Aleja las tentaciones. Literalmente, saca de tu ambiente de estudio todo aquello que lo pueda perturbar o distraer la atención. Una consola, una televisión… EL MOVIL…

9. Utiliza una buena iluminación. Lo mejor es una luz continua que no llegue a ser potente y que incida directamente sobre el objeto de estudio, generalmente, un libro. No es aconsejable estudiar a la luz del sol, ya que la luz solar (aunque no seamos conscientes) es cambiante y eso exige a nuestros ojos una continua adaptación que nos llevara a un sobreesfuerzo y, por consecuencia, a un mayor cansancio.

10. Uso de una buena postura. Utiliza una silla en la que te sientas cómodo y que provoque que la espalda este lo más recta posible. Además, intenta que sea regulable para que tengas una distancia con el libro lo mas cómoda para ti.

Autor: Federico García Arrillaga, psicólogo licenciado que pasa consulta en Aranjuez (Madrid). Visita mi web en www.psicologoaranjuez.es

Ventajas y desventajas de la terapia en línea

Cuando alguien se plantea empezar tratamiento psicológico da por hecho que la terapia presencial es lo más adecuado o acertado. Pero debido a diversos condicionantes como son el tiempo disponible, el desplazamiento y lejanía, cuestiones familiares, incapacidades físicas o emocionales (depresión, por ejemplo) u otros propios de cada cual, el paciente puede llegar a no considerar siquiera el comienzo del proceso terapéutico.
Aquí es donde, gracias a la tecnología informática, aparece la modalidad de terapia en línea u online. Esta modalidad es tan válida como la presencial y aunque, como veremos más adelante, la terapia presencial es el modo más adecuado de afrontar un tratamiento con psicólogo, la terapia online presenta ciertas ventajas sobre ella que son el tema de este articulo.
Las ventajas más notorias son:
–    Comodidad. Debido al ritmo frenético de la vida moderna la terapia online concilia el hecho de contactar con el terapeuta tanto en tiempo como en desplazamiento. En este sentido, facilita el acercamiento de la terapia a personas que por situación geográfica no tienen acceso cercano a un servicio psicológico. También es un método adecuado para aquellos que por alguna incapacidad física les supone una “aventura” el tener que desplazarse hasta la consulta.
–    Confianza y control del entorno. Para determinados procesos el poder acceder a la terapia desde casa o algún otro lugar puede ser para el paciente una ventaja importante, ya que el entorno terapéutico (la consulta) puede llegar a ser amenazante o estresante. Así, la terapia en línea ofrece a determinados pacientes el vehículo para poder expresarse de manera más abierta o incluso no sufrir la presión de ir al psicólogo, ya sea a la entrada o salida de consulta.
–    Continuidad. Uno de los factores más importantes de la terapia es la rutina terapéutica. Cuando por diferentes factores (desplazamiento a otro país, vacaciones, etc) el paciente tiene que abandonar temporalmente o definitivamente, la terapia online se convierte en un formidable recurso para dar continuidad a los trabajos y esfuerzos realizados.
–    Ahorro. Solo en por una cuestión de desplazamiento supone un ahorro el optar por esta modalidad de terapia.
–    Flexibilidad de horarios. Debido a la facilidad de conexión con el terapeuta solo se ha de buscar un horario adecuado a los dos que no interfiera en los quehaceres diarios del paciente. Así, la rutina terapéutica se ve reforzada puesto que el usuario no tendrá presiones para poder compatibilizar otras actividades de su vida diaria, como puede ser acudir a otro servicio de salud, y no dejar de lado su trabajo psicológico personal.
Aunque la terapia online se puede equiparar, como vemos, a la terapia presencial, si que presenta algunas desventajas con respecto a esta ultima:
–    Cuestiones de procedimiento. En ocasiones el terapeuta propondrá determinados ejercicios que exigen una supervisión en vivo, como pueden ser ejercicios posturales, de relajación, etc. En el modo en línea en esta supervisión se pierden muchos datos o parámetros que pueden llegar a ser importantes para el correcto desarrollo de los ejercicios propuestos.
–    Comunicación genuina. En la terapia presencial la comunicación se da en todos sus aspectos porque hay que recordar que la comunicación no solo es verbal. Hay detalles gestuales, de actitud, etc que solo se detectan en vivo.
Como vemos, son varios los factores por los que la terapia online es recomendable pero, aunque son más en términos cuantitativos los factores que benefician al tratamiento en linea, en términos de calidad de terapia es más adecuada el trabajo terapéutico en vivo.

Autor: Federico García Arrillaga, psicólogo licenciado que pasa consulta en Aranjuez (Madrid). Visita mi web en www.psicologoaranjuez.es

Los ritmos circadianos, ¿qué son?

¿Trabajas a turnos de mañana tarde y noche?, ¿acabas de hacer un viaje de larga distancia con cambio de horario?. Entonces, más que posiblemente, notes síntomas como alteración del sueño, fatiga, malestar general, mal humor y cierta deficiencia en la realización de tareas físicas y cognitivas.

Los responsables de estos síntomas son los ritmos circadianos o zeitgebers (temporizadores o sincronizadores) y tienen un efecto controlador en nuestro ciclo de vigilia-sueño. Digamos que tenemos como una especie de “reloj interno” y cuyo factor fundamental es la regularidad. Este reloj interno es relativamente constante en cada sujeto y suele tener una duración de 25 horas, es decir, tiende a atrasarse un poco en la mayoría de las personas.

Cuando este “reloj biológico” se altera se produce una desincronización interna y las alteraciones más frecuentes en las sociedades modernas que la producen son:

  • El desfase horario o jet lag. Se produce cuando los temporizadores se aceleran durante vuelos hacia el Este o se ralentizan cuando volamos hacia el Oeste. Como combatirlo:
  • Antes del vuelo, durante los ocho días anteriores irse a dormir una hora antes si vamos hacia el Este o una hora después si vamos hacia el Oeste ajustándolo a la franja horaria hacia dónde vamos. Actualizar la hora durante el embarque también puede mitigar psicológicamente el efecto. Asimismo, hacer dieta anti-jetlag que consiste en tomar muchas proteínas y carbohidratos.
  • Durante el vuelo. Evitar el alcohol, tomar agua, dormir con antifaz y tomar productos como la almendra que contiene mucha melatonina que es un potente aliado para regular el sueño
  • Después del vuelo. Comer cuando toca en destino y hacer ejercicio moderado. Evitar la tentación de ir a dormir nada mas llegar.
  • El trabajo por turnos o trabajo en rotación. En este tipo de trabajos no se produce una variación de los temporizadores pero los trabajadores están obligados a adaptar sus ciclos naturales de sueño-vigilia para satisfacer las necesidades de horarios laborales cambiantes. Hay diferentes posturas de si el trabajo de noche es peor que el rotatorio pero cada vez se demuestra más que es este último el que hace verdadera mella en la salud física y mental del trabajador al tener que estar continuamente ajustando los ritmos circadianos. No hay fácil solución en este aspecto, ya que en esta problemática inciden aspectos de productividad y económicos a los que el trabajador accede por la mera necesidad de trabajar y mantener sus obligaciones. Horarios reducidos de 6 horas, por ejemplo, o ampliar la duración del tiempo en que el trabajador va estar en un determinado puesto (de una semana a tres, por ejemplo) pueden ser algunas de las soluciones.

Como vemos, los ritmos circadianos tienen una importancia relativa en nuestra vida. Es muy habitual que pacientes que entran en consulta con otro tipo de problemáticas vean acrecentadas estas por el hecho de estar alterando sus temporizadores, sobre todo si se da el segundo caso.

Llevar una adecuada regularidad en los patrones de sueño-vigilia y alterar poco los temporizadores que lo regulan es una costumbre sana que afecta notoriamente a nuestra psique y nuestra calidad de vida.

Autor: Federico García Arrillaga, psicólogo licenciado que pasa consulta en Aranjuez (Madrid). Visita mi web en www.psicologoaranjuez.es

¿Cuándo acudir al psicólogo?

Para empezar la andadura en este blog voy a hablar de un tema que se plantean muchas personas; ¿cuándo y por qué acudir al psicólogo?

En muchos momentos de nuestra vida sentimos que algo nos pasa, no estamos bien,… algo no funciona. Nuestro ánimo esta decaído, nuestras reacciones no son “normales” y los demás nos hacen notar que algo está cambiando a peor, ya sea en nuestro humor o en nuestras costumbres. En algún momento, de hecho, alguien nos dirá o sugerirá que “tu lo que necesitas es un psicólogo”, ya sea de una forma amable e interesada o producto de algún conflicto.

Generalmente, este último consejo se suele desestimar por que se suele identificar al psicólogo como un profesional que trata a “locos”, enfermos mentales o trastornados. Y, por supuesto, no nos gusta identificarnos a nosotros mismos con esa imagen. Y seguimos nuestra andadura pensando que todo se solucionará solo más pronto o más tarde, o porque solos somos capaces de solucionar los problemas con el estilo y métodos de afrontamiento que hemos aprendido a lo largo de nuestra vida.

Muy al contrario, en la vida se van a dar circunstancias para las que posiblemente no estemos preparados para afrontar a nivel emocional, ya sea por problemas que vamos arrastrando a veces desde la infancia, o puntuales (como puede ser un duelo no superado) y que se manifiestan tiempo después acumulándose con otras circunstancias. Así nos da la sensación de que todo se junta en un momento determinado de la vida, achacándolo a una “racha negativa” o a que la vida es algo horrible y doloroso.

Desgraciadamente, debido a esa imagen anteriormente descrita que tenemos del psicólogo no somos capaces de reconocer que necesitamos ayuda de alguien que, sin prejuicios ni intereses, nos puede orientar en la resolución o mitigación de nuestro problema o sufrimiento. Así, suele ocurrir que acudimos al psicólogo cuando la problemática que nos aqueja ya es altamente torturante a nivel emocional e incluso ha conseguido alejarnos de nuestros seres más queridos.

Hemos de recordar que, en general, las personas con un tejido socio-emocional adecuado (familia, amigos, etc.) suelen resolver sus miedos y depresiones con prontitud… Pero no siempre es suficiente o adecuado. Aquí es donde entra el psicólogo.

La función del psicólogo a mí me gusta considerarla como la de una “muleta”. Todos sabemos andar pero a veces tropezamos y necesitamos de una “muleta” para volver al camino que conocemos o reconducirnos pues estábamos en uno equivocado y poder seguir andando. También la “muleta” nos puede servir para parar y poder apoyarnos durante un tiempo antes de poder continuar.

Se suele entender que las cuestiones de salud son solo físicas y no nos paramos a pensar que lo mental o psicológico nos puede llevar a lo físico mediante somatizaciones (dolores, falta de sueño, etc.), por lo que deberíamos darle una importancia igual a las cuestiones psicológicas. ¿Acaso cuando nos duele una muela no vamos al dentista?.

Para terminar, el psicólogo es un profesional de la salud que conoce métodos y técnicas para minimizar el impacto emocional que nos pueden producir los diferentes eventos que suceden en nuestra vida y poder afrontarlos de una manera más positiva y adaptativa. Es por ello, que a la pregunta de ¿cuándo y porque he de acudir al psicólogo?, la respuesta es que se ha de acudir cuando la persona lo considere libremente pero en mi opinión hay que acudir antes de que las sensaciones negativas o desadaptativas sean tan potentes que cueste verdadero esfuerzo controlarlas o cambiarlas.

Recuerda, tu psicólogo es una muleta que te va a ayudar a que, en un futuro, puedas seguir caminando sin ella.

Autor: Federico García Arrillaga, psicólogo licenciado que pasa consulta en Aranjuez (Madrid). Visita mi web en www.psicologoaranjuez.es